Un 84% del total de agua dulce usada en Chile es arrojada al mar, lo que valida que el país se encuentre entre los 30 países con mayor riesgo hídrico en el mundo para el 2025. Esto, sin duda, acorta los plazos para el temido “Día Cero”, fecha donde no habrá suficiente agua para cubrir la necesidad de consumo básico de una población.

Racionamiento de agua, praderas secas y cambios de ecosistemas, son algunos de los efectos que a diario vemos o escuchamos en redes sociales. Ahora bien, el problema no es la falta de agua, sino las variables que han afectado su uso, por ejemplo, el aumento de seres humanos en la tierra, el uso indiscriminado y la falta de educación sobre el manejo sostenible del agua.

Para el experto, presidente de la Asociación Latinoamérica de Desalación y Reúso de Agua, Ivo Radic, el problema radica en dos grandes tópicos, primero, la falta de políticas públicas que den soluciones planificadas a corto, mediano y largo plazo, “el uso y distribución de este bien aún se establece según reglamentos de 1980, cuando se creía que había un exceso de agua y el uso era indiscriminado, hoy la situación es completamente diferente y es primordial trabajar con una mirada de urgencia”.

El segundo tópico es la educación, según el especialista, las personas en general no conocen estrategias para la reutilización de agua, tanto de uso común como industrial. Pero existen soluciones viables que podrían minimizar el desperdicio de este recurso de forma considerable, “existe un problema gigante en las sanitarias, en promedio se pierde el 30%, 35% o hasta el 50% del agua producto de fugas por no saber dónde están. Esto se podría solucionar con la implementación de tecnología simple para un gran problema, maximizando su uso”, cierra el experto.

Desde esa mirada, y una alternativa de respuesta inmediata, el monitoreo de flujos de agua es fundamental, algo que manualmente se podría hacer cortando arterias e ir identificando fugas, que tardaría meses, o aplicar tecnología Iot para la identificación inmediata. “El internet de las cosas permite agregar tecnología a máquinas y mecanismos análogos, no es necesario reconstruir nuevos sistemas de distribución, sino que agregar mayor nivel de tecnología y monitoreo a los existentes para identificar fallas”, afirma el experto en IoT y gerente general de Vigalab, José Reyes.

“Monitoreo y detección de fugas en redes de aguas de ciudades completas, mediante satélites con sensores especializados. A nivel industrial, conectando a la nube diversos sensores de flujo, muchas veces ya presentes en las instalaciones, para monitorear el consumo y gestionar mejor su uso. De la misma forma pero con sensores más económicos y simples podemos saber nuestro consumo en los hogares”, cierra Reyes.

Hoy son cerca de 17 países que ya no pueden mantener a su población con una cantidad básica de agua, el “Día Cero” cada vez comienza a preocupar a otras naciones como México y que podría llegar antes de lo pensado a nuestro país si no se aplican soluciones.